Para muchas organizaciones, crear y proteger aplicaciones suele ser una tarea aislada y compleja. Los propietarios de productos, los desarrolladores y los ingenieros de seguridad provienen de diferentes equipos con distintos conjuntos de recursos, habilidades, perspectivas y expectativas. Con demasiada frecuencia, estos equipos tienen prioridades y recursos que no están alineados. Esto puede crear tensión, introducir obstáculos y, en última instancia, afectar al negocio, especialmente cuando todos tienen interés en el proceso de desarrollo de la aplicación.